Charles Darwin por Rosario Y Santa Fe a través del Río Paraná
Quien más, quien menos sabe que el nombre de Charles Darwin ( 1.809 - 1.882 ) se asocia íntimamente con las ciencias naturales, sobretodo en lo que hace a la botánica y a la zoología. Sin embargo, este naturalista inglés fue ante todo un aventurero; a bordo de la goleta "Beagle" prácticamente no dejó rincón del planeta sin explorar, aún los más recónditos y extraños. Precisamente, al echarle un vistazo al legajo de este sabio no sorprende que haya pisado tierra argentina. Y en el marco de su periplo por nuestro país ( Patagonia, Buenos Aires, Santa Fe ) es posible destacar su paso por nuestra región, allá por 1.833. Con respecto a esto último, vale reproducir de su libro "Viaje de un Naturalista alrededor del Mundo" algunas apostillas sobre lo que vió y presenció en "Nuestra Casa".
EL MAJESTUOSO Y MAGNIFICO RIO PARANA ( 29 y 30 de septiembre de 1.833 )
"Continuamos nuestro viaje a través de las llanuras. Todas ellas de igual carácter. En San Nicolás veo por vez primera ese magnífico río que se llama Paraná. Al pie del acantilado en el que se alza la ciudad, hay anclados muchos y grandes navíos.
"Antes de llegar a Rosario atravesamos el Saladillo, río de agua pura y transparente pero en exceso salada para que pueda ser bebida. Rosario es una gran ciudad levantada en una llanura perfectamente plana, que termina en un acantilado que domina el Paraná, unos 60 pies. En tal lugar el río es muy ancho y está entrecortado por islas bajas y rocosas, así como la orilla opuesta. El río semejaría un gran lago si no fuese por las formas de las islas, que por sí sola basta para dar idea de agua corriente. Los acantilados forman la parte más pintoresca del paisaje; algunas veces son absolutamente perpendiculares y de color rojo vivo; otras veces se presentan en forma de inmensas masas agrietadas cubiertas de cactos y de mimosas. Pero la verdadera grandeza de un río inmenso como éste proviene del rendimiento por su importancia desde el punto de vista de la facilidad que procura a las comunicaciones y al comercio entre diferentes naciones; y queda uno admirado al pensar de qué enorme distancia proviene esa sabana de agua dulce que corre a los pies del espectador y cuán inmenso territorio riega.
"Durante muchas leguas al norte y al sur de San Nicolás y de Rosario, el país es verdaderamente llano. No puede tacharse de exageración nada de cuanto los viajeros han escrito acerca de ese perfecto nivel. Sin embargo, jamás he podido encontrar un solo lugar en que, girando lentamente, no haya distinguido objetos a una distancia más o menos grande; lo cual es prueba evidente de una desigualdad del suelo de la llanura. En alta mar, cuando los ojos están a 6 pies por encima de las olas, el horizonte se halla a 2 millas y 4 / 5 de distancia. De igual modo, cuanto más nivelada está la llanura, más cerca está el horizonte de esos estrechos límites; según esto, en mi opinión, eso es suficiente para destruir ese aspecto de grandeza que uno creería deber encontrar en una vasta llanura". ( págs. 166 y 167 )